NUNCA ES TARDE CUANDO LA INTENCIÓN ES BUENA

Seguramente que todos, en todo momento de nuestra existencia, especialmente ya adultos, tenemos objetivos personales por realizar que, de lograrlos, llenarían nuestras vidas y nuestra autoestima de un modo muy especial y por tanto aumentarían también nuestra tranquilidad y nuestra felicidad de una manera muy significativa.

Yo creo que muchos de esos “objetivos por realizar” son respuesta a, o mejor, consecuencia natural de nuestras insatisfacciones y frustraciones, solo que del mismo modo que inconscientemente los creamos, también inconscientemente los escondemos allá en la parte de abajo de nuestra autoestima, y viven ahí tan olvidados y llenos de polvo, que él no atrevernos a tratar de realizarlos ni siquiera nos causa sentimiento de culpa.

De igual modo creo que los recursos que necesitamos para convertir en realidad la mayoría de esos objetivos están más cerca de nuestras manos de lo que nosotros mismos creemos, y lo que en realidad nos toma más tiempo, y más trabajo nos da entender, es que cualquier día es bueno para empezar, o, dicho de otro modo, “nunca es tarde cuando la intención es buena”.

Frente a esta disyuntiva, la estrategia que yo creo es la más efectiva, es que de todos estos retos solo necesitamos escoger el más simple y fácil de lograr, y empezar hoy mismo a trabajar en lograrlo. Para esto solo necesitamos claridad en dos cosas:

  1. Que mañana podrá ser mejor que ayer, pero ni mañana ni ayer son mejores que hoy.

  2. Que convertir en realidad alguno de esos objetivos, así sea el más simple y fácil, servirá de motivación y aumentará la convicción de que enfrentarse a los retos que siguen en la lista no va a ser esfuerzo perdido pues de igual modo, aunque parezcan un poco más difíciles, esos también se pueden lograr.

Esta idea, de cuándo es el momento indicado para empezar a convertir en realidad un objetivo personal, pareciera estar en contradicción con un pensamiento que alguna vez leí, titulado “Las 4 Leyes Obligatorias de la Vida”, en el que se planteaba que “en cualquier momento que se comience es el momento correcto. Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuándo comenzará”. Sin embargo, en vez de debatir la validez de la idea de que no hay que preocuparse de cuándo empezar sino esperar que la inercia de la vida dicte cual es el momento apropiado, yo prefiero aceptarla también como el enfoque filosófico de la misma idea que está planteada con un enfoque práctico en el párrafo anterior.

De cualquier modo, lo importante es que el autoconvencimiento de querer empezar a convertir en realidad un objetivo personal nos llegue con la suficiente fuerza y convicción que cada uno necesita para arrancar, no importa que sea hoy (si lo miramos del modo práctico) o en el momento correcto cuando quiera que sea (si lo miramos del modo filosófico). El autoconvencimiento es el único combustible necesario para empezar a hacer y lograr cosas que queremos o que sabemos necesitamos en nuestras vidas.

Ahora bien, si analizamos los logros que ya hacen parte de nuestra hoja de vida, podríamos reconocer en la mayoría de ellos, que el enfrentarse al reto de convertirlos en realidad casi con seguridad no requirió del esfuerzo descomunal que imaginábamos, o por lo menos no requirió de un esfuerzo tan significativo como el logro mismo. Lo que pasa es que nos hemos acostumbrado a sobredimensionar lo que se necesita, o a menospreciar los recursos internos y externos que poseemos, para enfrentar el reto; y como resultado, inconscientemente desestimamos la idea de enfrentarnos a él. Es más, si miráramos bien detenidamente, encontraríamos también que más de uno de nuestros logros en realidad no es tan pequeño como nosotros lo vemos, y nos sorprenderíamos también de qué tan distinta y superior puede ser la apreciación que los demás tienen de esos logros nuestros.

A veces también es importante utilizar estrategias para quitar el freno que le ponemos a la decisión de enfrentar retos. Por ejemplo, si bajar de peso lo asociamos con la idea de bajar 40 libras y volver a tener esa figura de atleta de hace 25 años, pues definitivamente nos va a costar mucho trabajo arrancar, pues el solo saber que nos pasamos 25 años acumulando esas libras nos va a hacer pensar que nos va a tomar otros 25 años perderlas, con el agravante que ganar esas libras fue un gusto de cero esfuerzo, mientras que perderlas será un suplicio de esfuerzo mayúsculo. Sin embargo, por ejemplo, uno podría decidir empezar por imponerse el reto de, a partir de hoy no subir más libras en el próximo mes. Con seguridad que un cambio en la rutina de alimentación y ejercicio va a ser necesario y requerirá de cierto esfuerzo, pero será más fácil de implementar y de mantener hasta lograr el objetivo. De lograrlo al final del mes, la satisfacción y la confianza que nos dará el saber que podemos ejercer control sobre algo que siempre nos ha angustiado, nos dará también la motivación necesaria para enfrentar el reto de tratar de bajar de peso y la inteligencia de ir “poco a poco” en vez de “todo o nada”. Un logro así, básico y primario, nos facilitará entender que el siguiente paso en el reto quizá sea bajar solo 4 libras en el próximo mes y no las 40 libras que siempre hemos querido y no hemos podido. La probabilidad de lograrlo es mucho más alta y bien podría sorprendernos el lograr bajar más libras de lo esperado y en menos días.

Mi opinión es que, con un enfoque como el propuesto en el párrafo anterior, cualquiera de nosotros puede probar que cualquier reto se puede lograr y que el esfuerzo que requirió no era tan grande como lo imaginábamos, o que, aunque el esfuerzo si fue enorme, nuestra fortaleza para enfrentarlo fue más grande de lo que creíamos.

Excepto por este párrafo final, esta reflexión la escribí hace más de 10 años y hace parte de un grupo de reflexiones que conforman otro de mis proyectos, todavía sin terminar, pero que ya tiene título: “Estrategias para una vida más tranquila y feliz”. Esta reflexión la titulé “Nunca es tarde cuando la intención es buena” por una de esas muchas frases que transitan por internet, y que a mí personalmente me impactó cuando la leí por primera vez. La semana pasada al escribir “De soñar con ser escritor a tratar de ser un bloguero” recordé la frase y la mencioné en ese artículo, y por eso decidí hoy compartir la reflexión con ustedes. Como en ella me referí varias veces a “nosotros”, lo cual obviamente me incluye, para terminar, me gustaría respaldar las opiniones que expresé con un ejemplo personal y para eso voy a usar este Blog: cuando me decidí a empezar a construirlo hace casi tres meses y pensé en todo lo que creía iba a tener que hacer para ponerlo a funcionar, me fijé el 31 de diciembre como plazo para lograrlo. A pesar de que todavía faltaban siete meses, no me parecía tiempo suficiente y me daba estrés la idea de llegar al fin de año sin haberlo puesto a funcionar, y haber fracasado. Sin embargo, solo tuve que empezar y las cosas se fueron dando mucho más rápido de lo que yo esperaba, al punto que estructurar mi Blog para poder hacer mi primera publicación me tomo tan solo dos meses, pues “Las Tinieblas del Amor”, mi primer “Poema Explicado” lo publique el 30 de julio.

Besos y abrazos a todos,
Joven Ela

“Abajo están los enlaces a los poemas que ya han sido publicados en YouTube. Por favor comparte los videos con tus familiares y amigos, y así, sin ningún esfuerzo, ni ningún costo, me ayudaras a difundir mi poesía. Gracias, Joven Ela”
La amistad, Oh, ¡que regalo!

Tu opinión es muy importante para mi. Si quieres comentar sobre los pensamientos publicados hoy, puedes escribir tu comentario en la casilla abajo. También puedes enviar por email tu comentario sobre mis poemas o mi blog, presionando aquí.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Derechos Reservados – Copyright

© Copyright 2019 – 2024. Todos los derechos están reservados. Prohibida la venta y/o reproducción y/o distribución con fines comerciales, total o parcial, sea cual fuere el medio, sin la autorización por escrito del autor. Excluye el material gráfico y fotográfico que fue obtenido de plataformas virtuales para material sin restricción. Por favor déjame saber si su publicación infringe algún derecho de propiedad o autoría para proceder a removerlo.