SENTIMIENTOS

Entre las sensaciones que le causan júbilo al corazón, ninguna se compara con la llegada del amor, especialmente cuando la ilusión aparece en medio de la desesperanza causada por una larga espera en soledad. Mi poema de hoy pretendió en su momento, era el otoño de 1996, poner en palabras esa emoción, que en sí misma es la conjugación de un sinnúmero de otras emociones distintas y contradictorias.

Certeza y duda, valentía y temor, seguridad y vulnerabilidad, inteligencia y torpeza, tranquilidad y ansiedad, solo para mencionar algunas, son la más clara manifestación emocional de que una nueva ilusión ha llegado; como lo es también que, en el desconcierto que nos causa ese ciclón de sensaciones, no podamos evitar que se conviertan en un enjambre de mariposas que invaden el cuerpo y erizan la piel con un cosquilleo que, de modo igualmente contradictorio, nos causa placer y dolor.

En nuestro aceptar que no sirve a ningún propósito luchar en contra, y mansamente rendirnos a disfrutar de la constante contradicción de sentimientos que lo acompañan, es justo donde, en mi opinión, está el poder absoluto del amor.

SENTIMIENTOS

De pronto pensé que no existía,
que yo era temporal,
y pasajero,
y que mi esencia misma se perdía,
por caminos borrosos de melancolía.

Mas pare de repente,
y te acerqué mi oído,
escuche tu mirada,
y abrace tus sentidos,
y las ilusiones todas,
desbordaron cual río,
inundando en silencio,
mi corazón herido.

Fue entonces que pensé,
que ya existía,
que no era temporal,
ni pasajero,
y es que ahí estabas tú,
real y bella,
con la mirada fresca,
y bien clara tu idea,
proponiendo lo absurdo de una paz mortal,
por momentos eterna,
por momentos fugaz,
y desnudaste mi alma de su triste final.

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