DE MIS SUEÑOS (UTOPÍA)

Este poema le canta al amor, uno de los temas favoritos de Joven Ela, y está especialmente dedicado a todas las musas de los poetas, quienes por haber sido y continuar siendo inspiración de los versos más hermosos que se hayan escrito merecen una mención especial en este blog.

En ese contexto fue que escribí este poema una mañana hermosa de domingo en el mes de Julio del verano del 2017, mientras miraba, desde el porche de mi casa, como un sol brillante sobre un cielo totalmente azul adornaba el jardín donde los Tulipanes rojos le habían cedido el puesto a otras flores multicolores entre las cuales se deleitaba una bella mariposa. Yo escribía y tomaba cafe.

DE MIS SUEÑOS (UTOPÍA)

Allí no había urgencias materiales,
ni falsas necesidades fabricadas,
ni deseos vanos, o triviales,
solo había un techo,
y también pan en la mesa,
el aire olía a fruta fresca.

Y como todos los otros días, era domingo,
estaba radiante la mañana,
con música lejana,
y risa de niños,
había felicidad, y paz,
se contagiaban.

De pronto me fui, como flotando,
a una ventana sin marco,
que ahora todo lo abarcaba,
y toque el sol, que de repente se hizo lluvia,
y después nieve, y luego volvió a ser sol,
perfecto en su esplendor.

Entonces apareció el mundo,
también podía tocarlo,
estaba completo ahí afuera,
sitios nuevos, y cosas distintas,
pero también lugares conocidos,
lejanos y borrosos,
y mi horizonte ya no los abarcaba,
los miré desde mis recuerdos, perennes,
y sentí nostalgia.

Me pregunté por qué,
entonces entendí, ya sin tristeza,
que yo ya era de allí, y de las cosas ciertas,
que nunca más tendría que irme lejos,
y de repente podía mirar de verdad,
no solo al frente, hacia abajo, y a los lados,
sino de verdad, hacia arriba, y desde arriba,
y ahora podía apreciar, libre de esfuerzo,
todas las cosas creadas,
todas hermosas, todas cercanas.

Y de todas, escogí la flor más bella,
me acerqué a ella, y sentí su lozanía,
me embriagué de su color, y su perfume,
y maravillado ante su gracia,
tan magnífica, y a la vez tan sencilla,
me inundó un sentimiento indescriptible,
y deseé vivir allí, así, eternamente junto a ella,
para cuidarla, para amarla.

Entonces desperté,
y estaba abrazado a ti.

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